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Quid pro quo

Alternativas a la caja tonta

Asustan las encuestas donde se detalla como administramos nuestras 24 horas y resulta que tras trabajar y dormir, el televisor se convierte en compañero inseparable. La actual sociedad, donde prima lo inmediato y fácil es un reflejo de nuestra devoción por la caja tonta. Es mucho más fácil poner la tele y que nos inunde de información e imágenes que realizar alguna actividad alternativa que demande de nuestro, desentrenado, intelecto.

No hay que dejarse engañar y con cada progama de TV que vemos, estamos ayudando al engranaje de una máquina mediática-consumista-manipuladora. Los intereses son tan grandes que las multas derivadas de abusos en cuestiones publicitarias o en protección de la población infantil, son pagados con sumo gusto por las cadenas, que saben que sacan más provecho estando al margen de las leyes.

En un proceso de embrutecimiento progresivo, vamos dejando de lado cuestiones tan enriquecedoras como comentar el día en familia, juegos de mesa o una buena lectura, para dejarnos hipnotizar por el televisor.  La principal perjudicada es nuestra imaginación, la que ante cualquier visicitud de la vida, encuentra antes una relación con alguna situación vista en la tele que una solución derivada de nuestro propio sentido común.

Siempre se plantea, la comparación entre ver una película y leer un libro. En este último caso, el texto nos describe una situación concreta y las imágenes las vamos confeccionando nosotros mismos, cada uno de una manera personal. Incluso la información obviada es también rellenada por nuestro intelecto, ejercitando de este modo, nuestra inteligencia.

La televisión son una sucesión de estímulos visuales (también son sonoros, pero estos no son tan fuertes) que recibimos sin dificultad alguna y que dan una idea completa de lo que percibimos. Así, la facultad humana de establecer relación y diferencias entre una información y nuestra propia e individual lectura de la misma, no tiene lugar, porque es exactamente igual.

Estas situaciones que genera la TV y que da a lugar a un progresivo pensamiento único es una de las criticas más duras que se hacen, aunque no la única. También se puede llegar a este pensamiento único a través del share. Si las cadenas discriminan a los programas menos vistos frente a los que tiene mayor audiencia, terminaremos viendo programas de masas, que interesan a la mayoría, eliminando a los minoritarios y dejando de lado otros argumentos como la calidad de los mismos. 

Por todo esto, hay veces que es mejor refugiarse en la inocencia de un libro o de una buena conversación, que someterse a los dictámenes de oscuros intereses. De vez en cuando, aunque cueste, hay que hacerlo. Nuestro cerebro lo agradecerá y estaremos dando un ejemplo magnífico a las nuevas generaciones. 

3 comentarios

Vic -

demasiada información quizá ¿no crees, Richard? No tenemos un medio para discernir automáticamente entre lo que es lo importante y verdadero y lo que nos engaña y alinea

Christina Hass -

tele, tele, siempre tele

Richard Black -

Eso es muy fácil de decir. Pero la tv te sociabiliza más xq todo lo q ocurre está reflejada en ella ¿hace eso un libro por sí solo? Creo q no